Safo (circa 650/610 – 580 a.C.)
Su obra estaba compilada en la Biblioteca de Alejandria en nueve libros hasta que el papa Gregorio VII en 1073 ordenó quemar todos los manuscritos por considerarlos inmorales a causa de ser literatura lesbia.
Sólo se conocen algunos poemas y fragmentos extraídos de citas tardías y de papiros.
Escribió en el dialecto eolio del griego y creó la estrofa sáfica de cuatro versos: tres endecasílabos y un pentasílabo.
Platón la llamó la décima musa.
HIMNO EN HONOR A AFRODITA
¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
Hija de Zeus, inmortal, dolosa:
No me acongojes con pesar y sexo
Ruégote, Cipria!
Antes acude como en otros días,
Mi voz oyendo y mi encendido ruego;
Por mi dejaste la del padre Zeus
Alta morada.
El áureo carro que veloces llevan
Lindos gorriones, sacudiendo el ala,
Al negro suelo, desde el éter puro
Raudo bajaba.
Y tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
Te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
—me preguntabas—
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
Lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
Mísera Safo?
Que si te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofreceráte dones,
Y cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.
Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
Liberta el alma de su dura pena;
Cual protectora, en la batalla lidia
Siempre a mi lado.